Cultura Silvestre
Por Alvaro Navas P.
Boquete en la cultura Caribe
Mal parados quedamos los costeños, término que prefiero cambiar por el de caribeños, por culpa, no de la grotesca y vulgar acción del cantante Dangond con el infante, sino por la absurda y estúpida justificación que del hecho han pretendido dar, no sólo el cantante, sino los propios abuelos del niño ultrajado, personas de cierto nivel y algunos periodistas, con el argumento de que eso es normal y está incrustado en la cultura “costeña”. Algunos muy tímida y casi imperceptiblemente, circunscriben más exactamente la costumbre de agarrarle los genitales a niños, a la cultura guajira y vallenata, según sus propios exponentes, que es lo que hay que dejar muy en claro.
A pesar de que yo nunca he visto esa práctica en Barranquilla, toda la prensa nacional nos ha ridiculizado, generalizando a los siete departamentos “costeños”, siendo el Cesar mediterráneo, casi andino, por lo cual en algunos foros de estos medios he solicitado se nos excluya a los barranquilleros, como practicantes de esa “cultura” timbradora; reproduzco los apartes menos ofensivos de tres columnistas importantes:
Ídolo con pies de barro Por: María Elvira Samper, EL Espectador: “Que tanto el cantante como muchos de sus coterráneos lo consideren algo cultural y característico de la idiosincrasia caribeña o que los toqueteos, como él mismo contó, hayan sido un juego habitual con sus primos cuando eran niños, no los convierte en normales, ni en aceptables urbi et orbi, ni en justificación para replicarlos en público con un menor a quien, además, antes de tocarlo le “tiró un billete”.
"Es cultural" Por: Carolina Sanín, El Espectador: “Me llama la atención esto de “la cultura” como justificación para que al débil no lo defienda nadie; este recurso de “lo cultural”, que parece ser especialmente útil a la hora de excusar conductas abusivas contra las mujeres o la infancia. Así, resulta que hay que aguantarse, por ejemplo, el condescendiente machismo de los paisas porque es pintoresco, y el machismo cínico de los costeños porque es sabroseado. ¿Dé qué responsabilidades podré escaquearme yo —que, aunque hija de paisa y costeña, soy de la capital— aduciendo un “es cultural”? ¿De ninguna? ¿Significa eso que no tengo cultura? Como en una especie de revancha de la periferia, la palabra cultura puede usarse cuando sería más propio decir ignorancia.”
Maestro Dangond: Láncece a la política, por Daniel Samper Ospina. Revista Semana: “Lo que le hizo a ese niño fue un simple saludo que obedece, como dicen sus defensores, a una noble tradición costeña. ¿Por qué creen que el doctor Gerlein tiene los pantalones tan subidos? Pues porque es muy popular y lo saludan mucho”. ¿Qué tal?
Preocupa eso sí, que a pesar de todo el plebiscito nacional de rechazo a la acción de Silvestre, la reina del Carnaval, haya salido a minimizar y paliar el incidente, y según leí en algún medio, estaría actuando en la Coronación de ella, como quien dice lo premia por la hazaña de Patillal; ojalá yo haya leído mal y si nó, que recapacite y tome una decisión por la dignidad del Carnaval, pero sobre todo por la de Barranquilla, ambos denostados y vituperados por este cantante hace un año en tarima igualmente.
Este lamentable caso de absoluto dominio público, que debió ser tomado de oficio, por la fiscalía, por el ICBF, por la Defensoría del Pueblo, para sentar precedentes y aplicar las sanciones a que hubiere lugar, lo ha tomado a título personal el abogado bogotano Alfonso Campo Hoyos, de 43 años, egresado de la Universidad Católica, ex juez de Facatativá y ex magistrado auxiliar de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, y le ha enviado a la nueva fiscal Vivian Morales un escrito de seis páginas, solicitando una pena severa contra el cantante, quien a su vez contrató al abogado monteriano Abelardo de la Espriella, el mismo que defendió a David Murcia, de DMG, caso que al final dejó, para que lo represente en el proceso que en su contra ha iniciado el abogado Campo.
Si Diomedes salió indemne y sigue siendo ídolo, pese a haber estado involucrado en un caso mucho más grave que el que tiene enredado a Dangond, permítanme dudar que éste reciba castigo ejemplar por el mencionado acto, por lo que se impone la sanción social y una cruzada para revisar comportamientos antisociales en las relaciones interpersonales y en la forma de resolver conflictos atribuídos a culturas, que si existen, deben desaparecer.
Y en esta difícil misión, son los medios los que deben retomar su verdadero papel: el de lazarillos, para orientar a un pueblo, subsumido en una ceguera, inducida por algunos de esos medios, para impedirle ver la realidad.
Boquete en la cultura Caribe
Mal parados quedamos los costeños, término que prefiero cambiar por el de caribeños, por culpa, no de la grotesca y vulgar acción del cantante Dangond con el infante, sino por la absurda y estúpida justificación que del hecho han pretendido dar, no sólo el cantante, sino los propios abuelos del niño ultrajado, personas de cierto nivel y algunos periodistas, con el argumento de que eso es normal y está incrustado en la cultura “costeña”. Algunos muy tímida y casi imperceptiblemente, circunscriben más exactamente la costumbre de agarrarle los genitales a niños, a la cultura guajira y vallenata, según sus propios exponentes, que es lo que hay que dejar muy en claro.
A pesar de que yo nunca he visto esa práctica en Barranquilla, toda la prensa nacional nos ha ridiculizado, generalizando a los siete departamentos “costeños”, siendo el Cesar mediterráneo, casi andino, por lo cual en algunos foros de estos medios he solicitado se nos excluya a los barranquilleros, como practicantes de esa “cultura” timbradora; reproduzco los apartes menos ofensivos de tres columnistas importantes:
Ídolo con pies de barro Por: María Elvira Samper, EL Espectador: “Que tanto el cantante como muchos de sus coterráneos lo consideren algo cultural y característico de la idiosincrasia caribeña o que los toqueteos, como él mismo contó, hayan sido un juego habitual con sus primos cuando eran niños, no los convierte en normales, ni en aceptables urbi et orbi, ni en justificación para replicarlos en público con un menor a quien, además, antes de tocarlo le “tiró un billete”.
"Es cultural" Por: Carolina Sanín, El Espectador: “Me llama la atención esto de “la cultura” como justificación para que al débil no lo defienda nadie; este recurso de “lo cultural”, que parece ser especialmente útil a la hora de excusar conductas abusivas contra las mujeres o la infancia. Así, resulta que hay que aguantarse, por ejemplo, el condescendiente machismo de los paisas porque es pintoresco, y el machismo cínico de los costeños porque es sabroseado. ¿Dé qué responsabilidades podré escaquearme yo —que, aunque hija de paisa y costeña, soy de la capital— aduciendo un “es cultural”? ¿De ninguna? ¿Significa eso que no tengo cultura? Como en una especie de revancha de la periferia, la palabra cultura puede usarse cuando sería más propio decir ignorancia.”
Maestro Dangond: Láncece a la política, por Daniel Samper Ospina. Revista Semana: “Lo que le hizo a ese niño fue un simple saludo que obedece, como dicen sus defensores, a una noble tradición costeña. ¿Por qué creen que el doctor Gerlein tiene los pantalones tan subidos? Pues porque es muy popular y lo saludan mucho”. ¿Qué tal?
Preocupa eso sí, que a pesar de todo el plebiscito nacional de rechazo a la acción de Silvestre, la reina del Carnaval, haya salido a minimizar y paliar el incidente, y según leí en algún medio, estaría actuando en la Coronación de ella, como quien dice lo premia por la hazaña de Patillal; ojalá yo haya leído mal y si nó, que recapacite y tome una decisión por la dignidad del Carnaval, pero sobre todo por la de Barranquilla, ambos denostados y vituperados por este cantante hace un año en tarima igualmente.
Este lamentable caso de absoluto dominio público, que debió ser tomado de oficio, por la fiscalía, por el ICBF, por la Defensoría del Pueblo, para sentar precedentes y aplicar las sanciones a que hubiere lugar, lo ha tomado a título personal el abogado bogotano Alfonso Campo Hoyos, de 43 años, egresado de la Universidad Católica, ex juez de Facatativá y ex magistrado auxiliar de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, y le ha enviado a la nueva fiscal Vivian Morales un escrito de seis páginas, solicitando una pena severa contra el cantante, quien a su vez contrató al abogado monteriano Abelardo de la Espriella, el mismo que defendió a David Murcia, de DMG, caso que al final dejó, para que lo represente en el proceso que en su contra ha iniciado el abogado Campo.
Si Diomedes salió indemne y sigue siendo ídolo, pese a haber estado involucrado en un caso mucho más grave que el que tiene enredado a Dangond, permítanme dudar que éste reciba castigo ejemplar por el mencionado acto, por lo que se impone la sanción social y una cruzada para revisar comportamientos antisociales en las relaciones interpersonales y en la forma de resolver conflictos atribuídos a culturas, que si existen, deben desaparecer.
Y en esta difícil misión, son los medios los que deben retomar su verdadero papel: el de lazarillos, para orientar a un pueblo, subsumido en una ceguera, inducida por algunos de esos medios, para impedirle ver la realidad.